Ya echaba yo de menos volver a degustar un plátano madurado en el bolsillo del maillot, sentado en el poyo, al abrigo del viento y bajo las frondosas moreras de la Casa de los Chispos. Sólo nos han faltado las estrellas, esta noche ocultas bajo las nubes. Bueno, las estrellas y unas cuantas liebres más que engrosasen el magro pelotón de tres que está noche nos dimos cita para completar la ruta, ya clásica, que discurre por el camino de las Moratillas, el Pulpillo, la casa de Don Lucio, Casa Marta, Chispos, Gateras, Madroño, Casa del Cerro y vuelta, por fin cuesta abajo, llegando a Yecla de nuevo, donde todo seguía igual.
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